Este androide avanza hacia delante y hacia atrás cuando topa con un obstáculo… ¡Impresionante! Vale, a primera vista no parece nada en especial, un robot similar a cualquiera que un iniciado a la electrónica pueda construir con un par de motores, un Arduino y un sensor de distancia. Salvo por el pequeño detalle de que este robot no está programado para actuar de esta forma: su programa es una copia digital exacta del cerebro de un gusano, reproducido neurona a neurona.
El gusano conocido como Caenorhabditis elegans es un pequeño y simpático nematódo con un diminuto cerebro compuesto por aproximadamente unas 300 neuronas y 700 sinapsis (conexiones entre ellas).
En 1970 un biólogo llamado Sydney Brenner empezó a cortar en lonchas a estos animalitos como si fueran longaniza y tomó infinidad de fotografías de su cerebro con un microscopio electrónico. Su objetivo era dibujar un “mapa” de sus conexiones neuronales, y publicó sus estudios en distintos artículos. Por sus aportaciones recibió el premio Nobel de Medicina y Fisiología allá en 2002.
Más adelante se refinaron y ampliaron estos diagramas. Hoy en dia, se conocen como “conectomas” y lucen así:
El proyecto OpenWorm ha mapeado e implementado el conectoma del gusano con un software que simula una red neuronal. El programa está perfectamente integrado con el cuerpo y los sensores del robot, que le permiten moverse y recibir estímulos del entorno.
Los miembros del proyecto se sorprendieron al ver que automáticamente el robot seguía algunos de los comportamientos observados en individuos vivos de Caenorhabditis elegans, a pesar de que no se programaron explícitamente estos procesos, simplemente emergieron.
Vale, soy consciente de que crear un gusano artificial no está entre los sueños más húmedos de los investigadores en el campo de la IA. Pero es un buen comienzo para, en un futuro, crear organismos más complejos implementando sus conectomas en un software.
Aunque sí, bueno, esto está muy bien… ¿Pero las mascotas robot para cuándo? 😛